jueves, 3 de abril de 2008

100% Woody

"Los estudios demuestran que la probabilidad de que los criminales reincidan se reduce casi a la mitad después de la ejecución"

“Especialmente crueles fueron los españoles, y, durante la Inquisición un hombre podía ser sentenciado a muerte por rellenar de cangrejo un aguacate”.

"Conseguí el número uno de recaudación en Guinea-Bissau"

“Un bocadilo de pastrami con pan de centeno, acompañado de pepinillos y mostaza: esa materia de la que están hechos los sueños”

“El hombre es el único ser capaz de no dejar propina al camarero"

Estos son algunos latiguillos que el cineasta y escritor Goody Allen desliza sobre las páginas de Pura anarquía, una recopilación de relatos cortos cargados de ironía y del más puro humor negro. Con gran ingenio y sin nada de anestesia, las historias pierden la naturalidad inicial para desembocar en el más delirante mundo del absurdo. Una sastrería que puede impregnar en los trajes aromas que van desde “pan recién salido del horno” hasta “cerdo de la Sdichuan”; un falso libro de Nietsche que problematiza acerca de las dietas de Kant, Aristóteles, o Schopenhauer a partir de sus ideas filosóficas; Mickey Mouse haciendo de testigo en el juicio a la Walt Disney Company (junto a sus colegas animados que se incorporan en sus andanzas); y una conversación telefónica en la cual se le dan delirantes consejos literarios a García Marquez, son tan sólo unos pocos ejemplos de su grotesco literario.

Tusquets editores, $ 39
Texto, N.B

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